Nacido en Ikeda (Osaka, Japón) en 1938, es por excelencia el ejemplo perfecto de como las mezclas culturales entre oriente y occidente pueden resultar en algo revolucionario, incluso para la sociedad japonesa, descarnada, lluviosa y llena de luces de neón.

Como la mayoría de los fotógrafos, empezó por curiosidad. Estaba muy seguro de que poseía una visión única del mundo y quiso retratarla desde muy niño.

Como diseñador acomodado de Osaka, empezó a visitar estudios fotográficos y de a poco, los visitaba sin ninguna excusa relacionada al trabajo. La calle se convirtió en su oficina y las personas eran vistas por él cómo historias disponibles y deambulantes esperando a ser contadas.

La vulnerabilidad oculta detrás de la calle y su aparente dureza fueron los detonantes de un sin número de retratos que incluían a los Yakuzas, la temida mafia japonesa, prostitutas, niños de vecindarios tradicionales y hasta amantes incautos bajo la lluvia. Daido vive con la convicción de que no importa que tan ruda se vea la realidad, los humanos y los espacios que habitan, siempre tendrán la fragilidad a flor de piel.

Mujeres de Osaka, sin fecha. Osaka, Japón.

Su estilo callejero choca con lo que los occidentales conocemos de Japón: Hay tensión, desequilibrio y una búsqueda evidente por la belleza de lo rústico. Moriyama buscaba las escenas más predecibles y les daba un toque de expectativa, concentrándose más que nada en lo que los rostros e incluso las calles, querían decir, pero no sabían cómo.

Shijiku, Daido Moriyama Originals.

Como fotógrafo de calle, Daido construyó su propio lenguaje codificado con la intención de mostrar que en la dureza de las caras nada amigables y en la inocencia, existía una verdad oculta, una señal de auxilio. Daido puede ser definido como un autor enfocado en resaltar la belleza detrás de lo más evidente y las grandes declaraciones detrás de los clichés.

Para entender a Moriyama y de algún modo aprender de su visión, debemos entender que la calle no siempre será un lugar cómodo o amigable precisamente por las distintas sociedades y esferas de desigualdad que se viven acá y al otro lado del mundo. Mostrar la realidad, por más descarnada que pueda ser, es igual de meritorio que concéntranos en la belleza, y que las escenas cotidianas también guardan tristezas e insatisfacciones que la civilización deja, tanto en oriente como en occidente.

Su estilo es limpio, monocromo y con una composición armónica en primer plano en mayoría de los casos. Juega con la estética urbana neón expandida por todo Japón. La luz de la calle es la única que usa, se deshizo de los artilugios convencionales incluso con su herramienta principal, un modelo clásico sin mayores trucos.

Moriyama es una de las influencias más notorias para la nueva fotografía japonesa, siendo el que traiga d enuevo la nostalgia por lo tradicional, sin mayores pretenciones y sobre todo, dejándose sorprender por las escenas que se han visto miles de veces alrededor del mundo, pero que por el hecho de estar en Japón, llevan consigo una magia distinta.

Shijiku, Daido Moriyama Originals.

Osaka Women, Daido Moriyama Originals

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